El primer día que me escapé de un sueño para poder contar historias a los niños, me encontré con una chiquilla con un Balón naranja. Ella estaba empeñada en meter la pelota en un aro en lo alto de un palo, bote, tras bote...tiraba y no había forma. Entonces opté por ayudarla, para eso estaba ahí (según yo)...asi fué que le pedí al viento el favor que llevara la pelota a su sitio, refunfuñando, el viento lo hizo. Menuda frustración cuando la pelota al pasar por el aro calló al suelo. La niña sin darse cuenta de mi hazaña siguió botando la pelota...
-Eh, niña.- Dije invadida por mi decepción.- ¿Se puede saber para qué lanzas esa pelota a ese aro, si se vuelve a caer?-. La niña se acercó, me miró lentamente y sonrió. -¡Que bonitas alas tienes!-. Dijo sonriendo, de pronto frunció en seño.-¿Tú levantaste la pelota?-...ante esos ojos de reproche me di cuenta que no le había hecho un favor.-No-. Respondí.- Fué el viento-. El viento rugió fuerte y me levantó el vestido en clara señal de protesta...la niña se echó a reír.
- Me llamo Nimué, ¿tú quien eres?-
- Soy Clara, un hada de cuentos-.
- ¿Y no has jugado nunca al baloncesto?-
-¿ Balon qué? -.
- Si eres un Hada de cuentos debes saber jugar a todo...- Me increpó, y tenía razón es una de las asignaturas básicas de un hada.
- Soy experta en el parchís.- Respondí orgullosa.
- La verdad.- dijo Nimué .-Es que no tengo con quién entrenar, si te enseño ¿Juegas conmigo?-
Demás está decir lo que respondí. Ese día aprendí lo que es encentar, marcar, puntos...vamos, lo que es el baloncesto. No os podéis imaginar cuanto grité y corrí, la primera regla que me impuso fué no usar ni las alas, ni el viento, cosa que me parecía injusta; Es que esa pelota no hacía lo que yo quería y Nimué parecía que conversaba con ella. ¿No serás de esas hadas modernas, un Hada del baloncesto? pregunté sospechando de sus habilidades. Nimué reía.
De pronto, junto a la cancha, vi a un niño y al gnomo Andrés.
.-Hola Dani-. Dijo Nimu- te presento a Clara.-
-Hola Clara.- Dijo el niño y luego se dirigió a Nimué susurrando-¿Sabes que tiene alas?-
-Ahhh...si, pero tranquilo, no las usa para jugar.- Le respondíó la niña con soltura mientras veía como se acercaba el Gnomo directo a mi, le dí el balón a Nimu preparada para el reproche.
- Señorita Hada clara, no está autorizada a salir de los sueños, aún no ha aprobado todos los cursos, además...- Nimu lo interrumpió.- No la riña señor-. Dijo la niña defendiéndome .-sólo me ayuda a jugar-.
Nimu, le arrojó la pelota a Dani y yo intenté quitársela, jugamos un rato...pero El Gnomo tocó un silbato que no se de dónde sacó. Entonces volé hacia la cesta y de pié en el aire le dije .- Jugaremos en tus sueños-. Y ahí la dejé, y yo volví a la escuela dónde gracias a Nimu, saqué un sobresaliente en deportes de balón.
Pero de vez en cuando me vuelvo a escapar para verla crecer y la veo jugar a su juego...y aún hoy, cuando llega a la canasta, me pregunto si será una de estas hadas modernas, un tipo de hada del baloncesto.
Y COLORIN CANTADO ESTE CUENTO HA ACABADO.
lunes, 22 de octubre de 2012
lunes, 15 de octubre de 2012
La sirenita Paula
En el mar que se esconde tras el
sol viven innumerables seres mágicos y divertidos, como las Sirenas. Entre
todas estas sirenas esta la historia Paula, la Sirenita Paula.
A Paula le gustaba galopar en su
caballito de mar, es que , como todos saben, hasta que las sirenas cumplen 150
años, no son mas grandes que un caracol...lo cual es lógico si piensas que una
familia Sirena cuenta con un papá, una mamá, y entre 300 o 400 hijitos...pero
sigamos con Paula.
Paula
es la mayor de sus hermanos y siempre intenta escapar de ellos, a la pobre
Paula le quitan su peine especial o sus
estrellitas. Por lo que lo que le gusta es salir a jugar con sus amigas.
Explorar, hablar, y tener desafíos nuevos. Aunque Paula tubo un largo camino
para aprender a superar desafíos. Todo empezó una mañana en que galopó sobre su
caballito de mar siguiendo a sus amigas.
Ese
día querían escalar la gran roca del tiburón...bueno, no era tan grande, pero
para unas sirenitas pequeñas era enormísima. Primero fue Carmen, cogió impulso
y llegó a la mitad, justo donde estaba un alguita azul. Luego fue Sara, que
llegó un poco mas arriba.
En
el turno de Paula, cogió impulso apretó los puños y subió y subió moviendo su
colita muy rápido, tan rápido que se enredó en el alga azul al pasar. Paula
sintió el tirón en la cola y el dolor llego de pronto. Carmen y Sara fueron a
ayudarla.
.-¿Estás bien?-. Preguntó Carmen al
ver que Paula no hablaba...pero en ese momento, tras la roca una sombra las
envolvió. Era el padre de Paula, un tritón considerablemente grande para todos
los tritones, más para una sirenita como Paula. Sara corrió y le contó lo
ocurrido Paula y su caballito fueron
donde su Padre y montaron en su mano.
.-¿Qué pasa Paula?-.Dijo papá al
ver que no hablaba.
.-Quiero irme a casa-.. Sentenció
finalmente la pequeña.
Se fueron en silencio.
Al llegar a casa estaban los 346
hermanos de Paula enredados en el dorado pelo de su madre, que intentaba
alcanzar una babosa sobre los corales de la cocina, le costaba porque tanto
medio pecesillo hace cosquillas y la babosa era muy rápida, para ser babosa.
Al
girarse se movió de tal forma que salieron todos los tritoncitos y sirenitas a
las barbas del padre. Las mamás siempre saben si algo pasa...incluso las mamas
sirenas, que tienen entre 300 y 400 hijos, pueden decir con exactitud el estado
de animo de sus pequeños.
Por
lo que al ver los ojos llorosos de Paulita
mamá miró a papá que intentaba, en vano, quitarse a un triton rebelde de
la oreja y este se dio media vuelta .El padre se fue a contar medusas con los
otros hermanos y ambas se quedaron solas entre los corales.
.-Cuéntame-. Dijo mamá Pero Paula
no quiso hablar.La sirena mamá comenzó a cocinar en silencio mientras la babosa
se escondía tras una estrella de mar...para una hija, el silencio de una madre,
aunque sea una hija sirena...es irresistible y solo se rellena con confesiones.
.-Lo que pasa, dijo Paula, es
que...es que...intentando subir la roca del tiburón, esa grande...una alga me
pillo la cola y me hizo daño...
Después de un rato de silencio la
madre dijo .- No puede ser muy grave, intentalo otra vez, pero evita el alga.-
No puedo.- respondió Paula
.- ¿Por qué?-
.- Me da miedo-.
La madre soltó la concha con la que
limpiaba .-Vamos sirenita-. Continúo la madre-. Aveces hay que intentarlo
aunque tengas miedo, eso se llama desafío.-
.- Pero me da miedo.- repitió la
sirenita .- Además no nado bien y....- la madre interrumpió cogiéndola del
brazo y sonriendo, así la saco de casa.
Al llegar a la roca estaban Carmen
y Sara .- Hola Paula.- Dijo una .- Ya llegamos al final de la roca-. Dijo la
otra.
La Sirena mamá tomo a la pequeña de
la mano...vamos a hacerlo juntas. Paula movía su colita a toda prisa...para no
perder el impulso.
.-Paula-. dijo mamá,.-mira como lo
hago...ves, no es rápido y corto, es lento y largo, asi controlas tu extremidad
y no tropiezas con algas-.
La sirenita miraba nadar a su madre
y comenzó a imitarla, pero los hombros no le obedecían.
La madre sonriente cogió cada hombro.-Vamos,
derecha, izquierda...lento-. Y poco a poco Paula controlo la velocidad de su
cola y sin darse cuenta alcanzó a la cima.
Al llegar arriba vio que estaba su
padre con sus hermanos que fueron tras de mamá dejando tras de si un caminito
de bubujas .- Bravo Paula-. Dijo papá.
Paula
contenta, sonrió, pero al buscar a sus amigas para contar su asaña,vio que
ellas estaban dando volteretas por las corrientes. El corazón se le encogió y
volvió donde el tritón, que la miraba aun sonriente. Él se le acercó al oido y
le dijo.- Tranquila sirenita, mañana yo
te lo enseñaré.-
Y así fue como Paulita, con tiempo y esfuerzo fue consiguiendo todas sus
metas...tenia suerte, mamá y papá siempre la ayudaban y empezó a aceptar
desafíos.
Ahora con sus amigas están en un
reto... enseñando a montar en caballito a sus 346 hermanitos, para que mamá y
papá duerman una siesta.
Y Cantarín Cantado,
este cuento se ha acabado.
martes, 9 de octubre de 2012
Gabriela y Victor conocen a Xandraluz
Gabriela
y Víctor corren entre las rocas hacia el mar. Siempre el mismo sitio, por más
que sus padres insistieran en ir mas cerca del socorrista, del chiringuito o un
lugar con menos piedras. No. Gabriela y Víctor siempre corren al mismo sitio
entre las rocas para llegar al mar. Al tocar el agua con sus deditos comienzan
su charla con un niño que sólo ellos ven, XandraLuz.
Lo conocieron hace dos veranos, el día
en que una medusa picó a Gabriela en la pierna; Ella estaba muy enfadada y con
despecho arrojaba piedras al mar, diciéndole que jamás volvería a tocarlo.
Víctor, el pequeño, la reprendía -No es culpa del mar y deja de tirar piedras-
pero Gabriela, no paraba. Entonces, entre las olas apareció un niño de pelo
platino que se confundía con la espuma de las olas bajo el sol. El niño reía
cada vez que Gabriela arrojaba una piedra.
- ¿Pero de qué te ríes? - Dijo Víctor,
un poco agraviado ya que él estaba intentando defender al mar.
-
Me río de la risa del mar- respondió el pequeño.
-
¿Quién se ríe? Estoy enfadada-
interrumpió Gabriela y continuó- ¿y tú quién eres?
Pero entonces
el pequeño se vio contrariado, tocándose sin cesar los brazos susurrando.-
Este...claro...ya hablo con ellos-.
-¿Pero
con quien hablas?- Preguntó Gabriela, sin esperar respuesta.
-
Eres raro. - Sentenció Víctor
sumergiéndose otra vez bajo una ola.
-
Hablo con el mar y no soy “raro”. -
respondió enfadado el desconocido.
-
Bueno, como te llamas- Dijo la niña con
una mueca.
-
Me llamo XandraLuz--
-
Yo soy Gabriela y ese es mi hermano
Víctor ¿Es verdad que hablas con el mar?
-
Si, claro...-Espetó él.-
-
Pues si, mamá dice que el mar está vivo
y que hay que cerrar los ojos para escucharlo.-
-
Ah, bueno...yo no cierro los ojos, pero
si... está vivo.- Reflexionó Xandraluz.
-
¿Si? pues dile que yo ya no juego con
él...la medusa me hizo daño. -
-
Ya sabe que estás enfadada...pero
verás, el mar no puede hacer nada. Hay muchas medusas porque no hay
equilibrio...este mundo es muy raro. - dijo con tristeza.
-
“Este mundo”.- repitió Víctor con interés-
o sea hay más, ¿Como la guerra de las galaxias?-
-
¿La guerra de qué?...tú si que eres
raro-
-
Xandal..Xan...bueno, y de donde eres.-
Preguntó Gabriela
-
De aquí, de Málaga.-
-
Los malagueños no hablan con el mar.-
Formuló Víctor con entereza
-
Y tú que sabes... puede que algunos lo
olvidaran...pero en otros mundos...
!Tú Quieta!- Gritó el pequeño acercándose hacia Victor, hizo un gesto
con la mano y vieron como una medusa se retiraba.
Entonces, desde las rocas, salió un
pequeño cardumen de peces diminutos que llegaron a los pies de Gabriela.
-
A que no los pillas.- miró Xandraluz a
la niña.
-
Sigo Enfadada.- respondió y giró la
cara en señal de desprecio.
-
Venga, no seas rencorosa...¿Puedo
Jugar?- Y antes de recibir respuesta Víctor se lanzó tras los peces que se
adentraron en el mar...pero se detenían cuando Víctor ya no tocaba la arena.
Reía a Carcajadas y Xandraluz le seguía...después cada uno por un lado
hundiéndose en el agua de manera torpe y ruidosa.
-
¡Gabriela!- Llamó la madre, Gabriela se
acercó presurosa. - Cariño- dijo la madre - ¿Tu hermano está jugando sólo?-
Gabriela
sorprendida se volteó, ella claramente veía a los dos niños...comprendió
enseguida.
-
No
lo ves ¿Verdad mami?-
-
¿Ver qué?-
Gabriela
se alejó corriendo con una sonrisa, conocía a un niño del mar. Entonces se
zambulló en el agua cojió a Xandraluz por el brazo, miró sus ojos negros
azabache, ella se sonrojó y dijo...
-
Prométeme que no dejarás que me pique
otra medusa-
-
Pero que dices chiquilla, si solo soy
un niño...pero vale, estaré atento ¡Víctor, misión...proteger a Gabriela!- Y
ambos comenzaron a seguirla...y así estuvieron toda la tarde y todas las tardes
de verano desde aquella, porque Gabriela y Víctor conocieron a Xandraluz un
niño de ojos negro, pelo color platino que habla con el mar y con los peces,
pero que sólo ellos ven y por eso corren entre las rocas hacia el mar. Siempre
el mismo sitio, por más que sus padres insistieran en ir mas cerca del
socorrista, del chiringuito o un lugar con menos piedras.
Y colorín cantado, este cuento se ha acabado.
miércoles, 3 de octubre de 2012
Rosa y Amarilla
En un
rosal de rosas rosa nació un día una rosa amarilla. El resto de las rosas
intentaban alejarse de ella y la ocultaban al paso del jardinero, ya que les
avergonzaba aquel ser que rompía su igualdad.
La rosa
amarilla estaba triste, pero ya ni siquiera se daba cuenta, se había
acostumbrado a que la humillen, es que no sabía lo que era ser querida,
cuidada, protegida; Nuestra amarilla rosa, se sentía culpable por ser diferente.
Pero un día,
una rosa...rosa, como todas las demás, la vio escondida bajo la mata, casi no
le llegaba el sol.
- ¿Que
haces ahí hermana?-. Preguntó la rosa
rosa.- Ven arriba a tomar el sol.
Entonces
una rosa mas grande y gorda se interpuso.- La rosa amarilla no puede subir...no
queremos que nadie la vea...acaso no ves lo fea que es...entorpece nuestro
orden y en nuestro orden esta nuestra belleza.
Pasaron
los días, y la rosita rosa, rozaba cada día con sus pétalos a la amarilla y
disimuladamente, se movía para que la luz del sol llegara a su débil hermana.
Amarilla era diferente, la fuerza del sol y ese cariño la hicieron firme y de
pétalos sedosos.
Así fue,
que un día el Jardinero pasó por el jardín y al fijarse, vió a “amarilla”.
Entonces, la cortó.
- Te lo
dije.- Sentenció la rosa gorda a la rosita que miraba triste como se llevaban a
su amiga. Pero de pronto el jardinero le hizo un corte en el tallo y la dejó en
la ventana, en un tubo con agua.
Pasaron
los días y rosita miraba desde lejos a “Amarilla”, día a día el jardinero miraba
la punta del tallo. Hasta que una tarde la plantó en un sitio especial del
jardín.
Las rosas
la miraban con envidia, pero aprendieron que ser distinto es ser bello de manera
diferente.
Y COLORÍN CANTADO...ESTE CUENTO SE HA ACABADO...
Y COLORÍN CANTADO...ESTE CUENTO SE HA ACABADO...
martes, 11 de septiembre de 2012
La distancia que nos une
La distancia es un puñal hecho de recuerdos, que poco a poco
destrozan el alma. Para sobrevivir el alma se resiste, niega esa separación
buscando restos de rutina. Pero pasa el tiempo y cuando nada es igual, un trozo esencia se desgarra... lo vemos en el
suelo, como un traje roto dejando escapar amores, esperanzas...cariños.
Y es
ahí donde el amor apela a nuestra
capacidad de adaptarnos... porque en algún lugar alejado, invisible hay otra
persona perdiendo ese mismo trozo de alma. Es entonces cuando podemos
intercambiar nuestras pieles, nuestras sonrisas, nuestros recuerdos.
La distancia es un acto de fe; fe, en que al
otro lado del mundo alguien al verse en un espejo reconoce que esa mirada fue
arrancada del alma de un ser amado
... que las manos ya no son propias, sino que
dibujan estelas cantadas en otro continente.
Las manos vuelan a las
primeras arenas que las formaron, dentro de si queda esa sangre, ese líquido
indivisible y más fuerte que cualquier mar o distancia.
La voz, los ojos se
traslucen entre las innumerables barcas de la memoria.
Y permiten que el perfume de
tu pelo navegue a esas manos que la esperan.
Por que el amor crea esos
seres... seres que el tiempo no separa...
... Y la distancia hará
grandes en cada paso.
viernes, 31 de agosto de 2012
Galo, el dragón de la Magia
Es fácil
recordar a los alumnos especiales, a aquellos que abren camino. Hoy, al
encender la chimenea…Tenéis que saber que hay muy pocas cosas que me gusten más
que el calor del fuego. Esa sensación de abrigo, casi de compañía… son muy
pocas las ocasiones en las que se puede sentir: las chispas al lanzar un leño a una hoguera, el calor que
da al hogar y que provoca la unión entre seres. Como le decía a mis alumnos, el
fuego, como cualquier cosa mal utilizada puede destruir... y ellos al tener la
capacidad de producirlo, tienen mala fama, ya que por mucho tiempo su magia fue usada para devastar.
Soy el hada Clara,
de la escuela de Dragones, bueno, lo era en esa época. En mi escuela se enseñaba a volar, a escupir fuego sin que se ahogaran con el humo, a rugir o
susurrar al viento… yo les instruía a la hora de encontrar a sus protegidos, porque todos los dragones
son protectores de algo o alguien.
Era la maestra de todo tipo de dragones: me acuerdo de Ladón, Dragón de cien cabezas que cuidaba las manzanas de oro,
aunque era uno de los tantos que tenía sus dudas dragoniles: le costaba
entender que no todas las manzanas necesitan
tener protectores; el
dragón de Wantley el más grande y de llamas espectaculares; Níðhöggr o también conocido como el
Dragón de Niflheim en la mitología nórdica; El
dragoncito del Monte Pilatos, cuya sangre era inmortal (gran compañero de
cazavampiros); Herensuge, Dragón de La
Mitología Vasca, una serpiente endemoniada, que dejaba a su paso fuego… sobre
su físico mejor no hablar, porque cada uno lo describe de distintas formas y
nadie sabía como vencerle… claro es que
un vasco, dicen, no puede ser pequeño.
Bueno, bueno… que
a quien recordé mientras prendía la chimenea fue a Galo, el dragón de la Magia.
Galo, era un dragón de la orgullosa estirpe de los Wantley, bravos en las guerras y dispuestos a
dar su sangre por sus aliados. Pero Galo
era pequeño, no podía volar como sus compañeros e intentaba saltarse las clases
de “creación de fuego” porque sus llamas no eran como las de los demás: ¡eran
de colores! Y no es que Galo fuera cobarde o algo así, es que pasaba su tiempo
siguiendo mariposas y contemplando “el Árbol de los Colores”. El profesor Xin, un dragón chino
y viejo, intentaba animarle, pero Galo se apartaba del grupo, como si otro
mundo lo llamara.
Y es que un
dragón, para hacerse adulto, conseguir su armadura y recibir su poder,
necesitaba encontrar a su protegido... era instintivo, en cuanto un dragón ve a
su protegido en peligro, aparece con toda su fuerza, terrible y furioso. Sin
embargo, Galo parecía una lagartijilla con alas y los demás se burlaban de él
en todo momento.
Pero un día los compañeros de Galo, los otros dragones,
estaban quemando hierba en la clase de “fuego”, para practicar, no encontraron
nada mejor que chamuscar el árbol de Galo.
.- Quememos el “Árbol de Colores”.-
gritó uno.
Galo salió entre las matas y con un
tono muy serio dijo:
.-A este árbol ni lo toquéis-.
.-¿Qué te pasa Galo? -. Dijeron los
demás dragones .- ¿Es que quieres pelear por un árbol?-.
De pronto las aletas de la espalda de
Galo se erizaron. Se alzó, estirándose como un cohete que sube al cielo y dobló
el tamaño del árbol al tiempo que daba un gran rugido. ¡Hasta yo, que le estaba viendo a cierta
distancia me asusté!
- Si,
dijo, pelearé por él.
Entonces me acerqué y le pregunté:
- ¿Por qué te importa este árbol,
Galo?, siempre has estado cerca de él... ¿qué te atrae?-.
.- Sus colores-. Me respondió Galo,
no sin cierta vergüenza.
Hice una señal a
los demás para que nos dejaran solos. Quería conversar con este alumno tan
especial…
- Estoy orgulloso de ti Galo, has
sacado toda tu fuerza para defender la simplicidad de la belleza, lo que te
importa, ven conmigo-
Caminamos un
rato y le conté que los seres humanos ya no recuerdan la hermosura, la
alegría... les es más fácil llorar y morir que encontrar razones para vivir. Y
por eso, descuidan lo bueno y lo bello.
-¿Se han vuelto idiotas?, me preguntó
Galo, muy extrañado.
-No, -respondí.-
Nosotros nos hemos vuelto descuidados, al no dar seres poderosos a la luz. Pero
tú, mi querido Galo eres el primero de muchos dragones cuya misión será defender
a los seres mágicos que le recuerdan al humano, que si hay sombras... hay luz.
Y así quedó,
solo frente al árbol. Pero de pronto aparecieron entre las multicolores hojas miles
de mariposas aplaudiendo y entre ellas Salamandras (hadas del fuego) y Sílfides
(hadas del viento).
Galo abrió su
enorme bocaza con gran asombro ante la visita de aquello seres diminutos y
encantadores. Me acerqué a él y le susurré:
-
Te contaré un gran secreto: este árbol de
colores es la escuela de Magia Filodendro. Es aquí donde los seres mágicos
aprenden a dar luz al mundo y tu misión será protegerla... Serás el Gran Galo,
el Dragón de la Magia.
Y desde ese día
fueron las hadas y las mariposas las que se encargaron de enseñar a volar a Galo... y a escupir
fuego… ¿Qué para qué? Pues para Galo protagonizar maravillosos espectáculos por
toda la comarca; alegraba las noches más oscuras con hermosas piruetas mientras
disparaba llamas de colores que caían como estrellas… que según su color
ofrecían un don a quien las viera…
Hay que decir
que en el aprendizaje, alguna que otra ramita fue chamuscada, pero eso lo
arreglaban las haditas del bosque sin enfadarse con el pobre Galo, que sentía
mucho hacer daño a la naturaleza.
Ahora lo estoy
esperando, porque, además de fuegos de colores aprendió a calentar el agua de
las lagunas…para el Gnomo Andrés, profesor disfraces, ya quele hace falta su baño cada
uno o dos años.
Y colorín cantado, este cuento se ha acabado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)